Con la llegada de las nuevas tecnologías, las redes sociales y los teléfonos móviles ha surgido una nueva práctica llamada sexting. El sexting consiste en compartir videos, fotos o mensajes de contenido sexual propio a través del móvil mediante redes sociales como Whatsapp o Instagram. Actualmente, es un acto normalizado y extendido entre la población joven,  de entre 12 y 25 años. 

 

Para empezar, el hecho de que casi el 90% de la población mayor de 14 años disponga de un móvil ha tenido mucha influencia. Ahora, cualquiera puede acceder a una infinidad de contenido en la red sin restricción alguna. Estudios de la Universidad Internacional de Valencia afirman que 1 de cada 7 jóvenes ha realizado sexting y 1 de cada 4 ha recibido fotos íntimas. Son datos muy elevados que no varían mucho entre géneros, como podemos observar en el gráfico. Pese a eso, Rosario del Rey, profesora titular en el Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad de Sevilla, resalta que “En la práctica del sexting hay diferencias de género en las consecuencias, ya que el juicio social es mucho peor para ellas”.

En los últimos meses, se han viralizado dos vídeos de contenido sexual grabados en una discoteca de Cataluña (Waka) y en el aparcamiento de otra discoteca de Valencia (Joy). Estas imágenes han recorrido las redes y han creado mucha polémica. Muchas personas no son conscientes de que publicar este contenido es un delito. Tampoco son conscientes de la repercusión de sus actos. Los afectados del “sexting filtrado” pueden llegar a sufrir acoso en las redes, sufrir problemas mentales, aislarse de la sociedad, perder la confianza en los demás, etc. 


En conclusión, pienso que hay que situar el foco de gravedad en el reenvío y no en las personas afectadas, ya que son las víctimas y no las responsables. Debemos de educar y enseñar a respetar la intimidad ajena. Igual que aprender a empatizar. Ya que, según los expertos: “Cuando se es víctima de un reenvío sin consentimiento miramos más a la víctima y le reprochamos por qué mandó esas fotos en vez de ver que se trata de un comportamiento delictivo del que lo reenvía”. 


 “Tenemos que cambiar como sociedad y no culpabilizar a la víctima, nadie se merece esa criminalización”. - Rosario Del Rey